Si eres de los que ha vivido mucho tiempo de alquilado, como yo, normalmente las cocinas suelen estar muy mal distribuidas y decoradas en los pisos arrendados. Debe ser una manía de los caseros, despreocuparse por una de las estancias más importantes del hogar. Por eso, siempre me tocaba remodelar la cocina dentro de lo permitido y darle un toque más funcional y con mucho mejor gusto. Como sabréis, para no perder fianza ni entrar en problemas con el contrato, no se puede hacer obra. Pero sí pequeñas reformas en la cocina que la hagan mejor.
En los armarios, antes de pensar si quiera en quitar las puertas (lo que haría del orden dentro de los mismos una exigencia y reclamarían ser limpiados cada muy poco tiempo) lo mejor es cambiar los tiradores (eso sí, siempre con el permiso del casero). Asegúrate también de que los nuevos puedan valer para los agujeros ya hechos y no tener que perforar nuevamente la madera.
Para el aspecto exterior, quizás un vinilo sea lo que necesitas. No es pintura, no es permanente y se puede quitar. Nadie te pondrá pegas.
Otro punto clave y sin problemas, son las cortinas. Comprar unas con unos colores más acordes (o simplemente más nuevas) le puede dar otro aspecto a la cocina y generar mucha más luminosidad o una luz diferente. Además, el día que te vayas se pueden retirar, poner las antiguas y llevarte las que compraste para tu nuevo pisito.
Fotos vía: Decorahoy, Logisiete, Decocasa
